“Ahí está! El tiburón!, Ahí está! El tiburón!, se la llevó el tiburón,
el tiburón…” Sonaba en la alarma de mi celular aquel viernes por la mañana,
tengo la extraña costumbre de escuchar canciones que me gustaron hace muchos años
y que ahora ya nadie recuerda. Esa canción la puse intencionalmente como
despertador, porque tenía la intención de salir de fiesta esa noche tomando
como excusa el cumpleaños de Mario, un compañero de trabajo que no me caía muy
bien, pero a Alejandra si, y como ella era mi “mejor amiga” del trabajo, pues
tenía que aguantar al egocéntrico ese pues no había de otra.
Alejandra, a quien carimañosamente yo le llamaba Ale, era la clásica
chica extrovertida del grupo, siempre me han llamado la atención ese tipo de
chicas, pero dado el tiempo que llevaba de conocerla, sabía que no podía
esperar mucho con ella, pues su tipo de vida “liberal” era poco llamativo para
alguien que en aquel momento buscaba una relación estable. Físicamente era de
cara alargada, pelo liso tirando a ondulado, castaño oscuro, usaba lentes, a
veces con aros de distintos colores, tenía un trasero poco llamativo pero que
se compensaba con sus senos bastante llamativos, en realidad no eran tan
grandes, pero si lo suficientemente horizontales como para llamar la atención
de cualquier heterosexual y de más de algún homosexual por cuestiones de
envidia.
Luego de la rutina diaria antes del trabajo, aseo personal, agenda,
cosas importantes, maletín y si daba tiempo algo para desayunar, salí del trabajo
topándome con la rutina de siempre, buses, gente corriendo, cubriendo con sudor
mañanero el perfume y la ducha recién dada, gente en su carro desesperada
porque va tarde al trabajo y bocinándole al de adelante quien revisa sus
papeles y no ha notado que el semáforo ya está en verde, la rutina de la mañana
en una ciudad tan linda como injusta, en fin, solamente siendo una persona más
entre todas las que corren.
Al llegar a la oficina seguía tarareando aquel viejo éxito noventero y
mientras me preparaba para iniciar labores, Ale y los demás empezaron a
comentar los planes para esa noche. Que si baile, que si pizza, que si tragos,
que si fiesta privada, que si en la casa de fulano, que si en el carro de
sultano, que si se llevaban a mengano, que no se llevaban a perencejo, un
chirmol de opiniones y desacuerdos que es de imaginarse. El festejo por el tal Mario
no me llamaba mucho la atención, era solo la gana de salir un viernes por la
noche a bailar y alocarse un poco, sin ninguna expectativa de nada, pues con la
Ale teníamos nuestra historia, pero todo quedó en una noche de copas que solo
queda en el recuerdo, sobre todo en el mío.
Al final la decisión fue ir a la zona 9 y pues cada quien empezó a
hacer sus grupitos, en realidad el tal Mario casi solo le caía bien a las
chavas, motivo por el cual era cuestionada su orientación sexual, el caso es
que íbamos como 12, y la mayoría de hombres iban por ver si sacaban algo, con
las amigas de Mario, yo sin un objetivo claro, simplemente me iba a divertir.
Al llegar al lugar mi sorpresa fue que eligieron un lugar cerca de unos
bebederos famosos cerca de la 14 calle, y más sorprendido aún cuando noté que
era un lugar con música suave, tranquilo, con más pinta de café de antaño, cosa
que asesinó cruelmente mis ganas de bailar y pasarla bien, pues el lugar se
miraba bastante aburrido. Hasta ese momento la canción pegadiza de proyecto uno se desvanecía
y en su lugar estaba un rústico y horrible intento de Balada de RBD.
Decidido a que la noche iba ser una decepción, pedí una cuba libre e
intenté adherirme al grupo lo suficiente para intentar aprovechar lo poco
rescatable pero lo menos posible para no ser el aburrido del grupo.
Luego de hora y media en el lugar y tres cubas libres, ya estaba
totalmente resignado a que la fiesta que imaginé al levantarme esa mañana iba
terminar siendo todo lo contrario. Todo cambió cuando varios compañeros usando
sus habilidades seductoras se perdieron con otras compañeras, dejándonos a Ale,
su mejor amiga, Mario y a mí con una horrible envidia de haberme perdido viendo
lencería femenina cuando fue la repartición de esas habilidades seductoras
intracoitales. Al dejarnos a los cuatro, pensando en que precisamente todo iba
acabar ahí, decidí aprovechar el poco tiempo que tenía y después de ir al baño,
pasé a la barra ordenando una cerveza baltika 9, porque tiene más alcohol. En
eso estaba, cuando la vi. Lo recuerdo casi en cámara lenta, pelo castaño rojizo
ondulado, labios de fuego, ojos negros, tez clara, pantalón de lona azul
ajustado, blusa de hombros descubiertos, tacones semi altos, estaba llenita,
pero tenía un no sé qué, que invitaba a admirarla más de una vez. Seguía
observándola cuando vi a Ale acercándose a ella y saludarla, sin pensarlo más
de una vez, me acerqué a ellas y cuando Ale me vio venir, me la presentó “Te
presento a Rosy, compañera del colegio, Rosy, un compañero del trabajo.”. Yo la
saludé e intenté hacer conversación sin percatarme de que Ale ni siquiera me
presentó por mi nombre.
Luego de mi fallido intento de conversación, me fui derrotado hacia la
mesa nuevamente y Ale se quedó con Rosy platicando por largo rato. Luego de que
el mesero me llevara la cerveza que había dejado por conocer a la pelirojicastaña,
Ale se fue a sentar a la mesa y tratando de ocultar mi interés, le pregunté por
Rosy, contestó que venía con unos amigos y que no se sentía bien, pues
recientemente había tenido una decepción amorosa, para resumir, líos de
pantalones.
Seguimos platicando y aguantando el fuerte sabor de la Baltika 9, sabor
que resistía debido a las ganas de embriagarme, luego de aproximadamente 15
minutos, se acercaron a nuestra mesa Rosy y sus amigos, se despidieron entre
ellos, y ¡Oh sorpresa! Ella se sentó en nuestra mesa. Cuando se acercó el
mesero, yo pedí otra cerveza, Ale pidió un mojito cubano y Rosy una cerveza sin
alcohol. Estaba emocionado de que Rosy se sentara en nuestra mesa que ni
siquiera cuestioné las razones por las que alguien pediría cerveza sin alcohol.
Luego de varios minutos de ver a Rosy platicando con Ale sin tener oportunidad
de introducirme en la plática, pude hacerlo cuando necesitaron opinión
masculina de algunas actitudes estereotipadas de todos los hombres. Y si, el
tema era ese, las mentiras. Entre varios argumentos mi argumento más
contundente y memorable, aparte de robado a Dr. House, fue: Las mujeres son
auditivas y los hombres son visuales, por eso las mujeres se pintan y los
hombres mienten. Ale y Rosy se miraban entre sí, sin pronunciar palabras por un
par de segundos, pues por sí misma, la
frase es bastante cierta. Seguimos platicando luego de mi entrada a la
conversación y se hablaba de amores, desamores, siempre en términos generales,
pues Rosy prácticamente no me conocía y no podía ser tan específica, conversación
que se fue personalizando y especificando cuando sonó el teléfono de Ale y
salió a hablar, pues me quedé platicando con Rosy, mientras que los demás de la
mesa también andaban en su rollo.
Luego de varios minutos platicando y con las cervezas aumentando, Rosy
se puso más sensible, cosa que me extrañó, ya que sus cervezas eran sin
alcohol, pero supongo que de tanto recordar se estaba poniendo ebria de
sentimiento. Cuando la música en el lugar estaba más tropical, invité a Rosy a
bailar, quien sin ningún reparo acepto inmediatamente. Bailamos por varios
minutos, mientras esperaba y deseaba música más relajada para bailar pegado. Durante
el baile ya la conversación era más personal entre ella y yo, más que la
situación sentimental que atravesaba en ese momento. En varias ocasiones nos mirábamos
fijamente sin pronunciar palabras, era una especie de atracción mutua que me
llamó poderosamente la atención, pues no me había pasado algo así antes. Nos
sentamos en la mesa nuevamente con Ale y la plática ya mucho más amena y
relajada, como si Rosy no tuviera absolutamente nada. La interacción entre ella
y yo cada vez mejoraba. Salí unos minutos para fumar, y estando afuera, Rosy me
acompañó, le pregunté si fumaba y me dijo que si, le di un cigarro y seguimos
platicando y bromeando. Como yo había empezado a fumar antes, me terminé el
cigarro antes que ella y entré solo a traer mi cerveza, volví a salir para
estar con ella. Yo me recosté en una pared y seguíamos platicando, con una
cerveza en la mano, y en la otra unas ganas enormes de tomarla por la cintura,
pero pensé que no iba ser tan fácil, el alcohol y lo mucho que me atraía me
hicieron animarme y la tomé de la cintura, la halé hacia mí y le di un beso
suave de esos que duran tres segundos. Ella no dijo absolutamente nada, pero me
quitó la cerveza, le pegó dos tragos y luego me besó, pero esta vez con
bastante pasión, como si fuera un ex novio del que siempre estuvo enamorada y
que volvía a ver. Dejé la cerveza en la pestaña de una ventana y ya con las dos
manos libres la tomé por la cintura y luego del rostro, acariciando con mi dedo
pulgar su mejilla y pómulos. Luego un par de minutos besándonos con más pasión,
vio hacia adentro sobre mi hombro izquierdo y cuando vio que todos estaban
adentro pasándola bien. Me tomó de la mano y me guió hasta su carro.
Una vez en el carro, seguimos la pasión que dejamos pausada en el lapso
de llegada hacia el carro, la besaba, bajaba a su cuello, a sus pechos aún
cubiertos por la blusa, que permitía besar más un pecho que el otro, pues la
blusa era de un hombro destapado. Poco a poco le quité la blusa, dejando caer
su pelo ondulado en sus pechos, ella me besaba y cada vez que me acercaba con
mis labios a sus pechos, rosando casi los pezones, se le escapaban algunos
gemidos, eso me excitó lo suficiente para quitarle todo lo que traía sobre la
cintura y dejarle solo ese pantalón azul ajustado. Le besaba los pezones, con
la lengua jugueteaba con ellos, mientras deslizaba una mano desde su mejilla,
barbilla, cuello, hombros y espalda, hasta tocarle sobre el pantalón ajustado ese
trasero que durante el baile me tenía loco. Ella me quitó la camisa a cuadros
que tenía, mientras me tocaba los hombros, los brazos, el pecho y poco a poco
bajó hasta que una hebilla la detuvo, con bastante agilidad y con una mano me
quitó el cincho y desabrochó el pantalón, mientras me besaba y con la otra mano
me tomaba por la cabeza. La incomodidad de la parte de atrás del carro hizo que
le ayudara a quitarme el pantalón mientras con su pierna me acariciaba la
entrepierna. Yo le desabroché el pantalón, y como ella estaba sobre mí, fue un
poco más fácil quitárselo y dejar ver esa tanguita blanca que contrastaba con
la oscuridad del carro. Seguimos besándonos y acariciándonos y ella me bajó el bóxer
lo suficiente para que tuviera la libertad de tocarme el miembro ya bastante
animado. Sentí la calidez de su mano y ella la humedad que yo ya tenía,
posicionó su entre pierna en la mía, con una mano se hizo a un lado la tanga y
con la otra dirigía mi miembro hacia su cavidad femenina también ya bastante
húmeda.
Ese primer contacto fue delicioso, pues chocaron nuestras humedades
dejando sentir esa deliciosa sensación mientras mi miembro irrumpía en su
cavidad, momento en el que se le escapaba un “diooos!” y a mí un “Mmmmmhhh”, al
sentir esa calidez estando dentro de ella. Se comenzó a mover de adelante hacia
atrás, mientras yo la tomaba por la cintura, cada movimiento hacia adelante era
una penetración con un “Mmmmhhhh” de mi parte incluido, pues en realidad se
movía muy rico y me tomaba de los hombros, de la cabeza y del sillón donde yo
estaba. Poco a poco los movimientos se hacían mas rápidos y los gemidos de ella
más fuertes, a mi me excitaba la sensación de que nos pudieran capturar
infraganti, pues sus gemidos en ocasiones eran lo suficientemente fuertes como
para ser escuchados por alguien que pase cerca.
Empezamos a sudar y nuestros jugos se mezclaban con nuestro sudor, ella
me tomaba de los hombros, me abrazaba, cerraba los ojos, al tiempo que se movía
de adelanta para atrás, en círculos, una, otra y otra vez. Yo tomándola por la
cintura y con lenguaje corporal le di a entender que se volteara, lo hizo y
siempre tomándola de la cintura, la halaba y empujaba hacia adelante y atrás,
ésta vez la penetración era cuando ella de espaldas se acercaba a mí. Ella
movía la cabeza y por el retrovisor veía que tenía cerrados los ojos, y cada
vez que la tomaba fuerte de la cintura y la penetraba más fuerte, abría la boca
y se acariciaba los labios con la lengua. Era delicioso sentir sus glúteos
sobre mí, y esa fina espalda que se perdía en su ondulado cabello. Por varios
minutos estuvimos en esa deliciosa posición, pero como que su preferida era la
anterior, porque se dio vuelta y regresamos a la otra, frente a frente sentada
sobre mí. Se empezó a mover más rápido, ésta vez combinando movimientos de
adelante hacia atrás y de arriba hacia abajo. Cuando se movía de arriba hacia
abajo se escuchaba ese “splash” de dos cuerpos húmedos chocando, sonido que me
excitaba de sobre manera. Ella ya bastante excitada y dejando salir libremente
los gemidos me preguntaba “Papito, te gusta?” Yo respondía con un “Mnnnhhh que
rico” y la tomaba más fuerte de la cintura le tomaba con más fuerza esos
glúteos y los halaba hacia mí. Ella notó que cada vez que me hablaba yo la
penetraba con más fuerza y se me escapaban gemidos, preguntaba “Te gusta así? Te
gusto? Te lo hago rico?” Yo respondía con gemidos cada vez más fuertes y
seguidos, pues la tomaba con fuerza por la cintura mientras con la lengua le
besaba los pechos y jugueteaba con sus pezones. Ella gemía cada vez más rápido de
movía de arriba hacia abajo, se escuchaba mas el sonido de la humedad de
nuestros cuerpos chocando, la abracé fuerte, la penetraba fuerte, los dos gemíamos
de placer, cada vez más rico y movimientos mas rápidos hasta que no aguante y
expulsé ese líquido cálido estando dentro de ella con un gemido más largo. Ella
dejó salir varios gemidos más largos que los anteriores y dándome un beso me
dijo “Mmmhhh deliciosooooo”. Estuvimos desnudos por un par de minutos más casi
sin percatarnos que probablemente afuera nos estaban esperando.
Nos vestimos, salimos estuvimos afuera un rato para no llegar
acalorados y no mencionamos absolutamente nada de lo sucedido. Al entrar Ale se
me quedó viendo con una mirada y risa picaresca pero no comentó absolutamente
nada. Seguimos platicando como si nada hubiera pasado, luego de varios minutos
y una cerveza mas, nos despedimos todos, cada quien se fue y yo me quedé con
ganas de ver de nuevo a la chica de labios de fuego que hasta hoy no he vuelto
a ver...
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