lunes, 15 de septiembre de 2014

En la oscuridad

"Nos vamos a la pausa y regresamos...", repetía la conductora de un programa de juegos en el que el objetivo principal era hacerle publicidad a los patrocinadores. Lo llamativo eran las cinco chicas operadas voluptuosas y extranjeras tipo modelos que bailaban al tum tum del reggaetón que se escuchaba de fondo, chicas que eran la razón por la cual veía ese programa publicitario, pues sus cortísimas faldas y ropa ajustada raramente pasaban desapercibida para la mayoría de hombres heterosexuales que las veían.

Ese programa era transmitido en aquella época aproximadamente a las 5 de la tarde. Esperaba que terminaran los anuncios para seguir viendo a los voluptuosos implantes de las chicas, cuando sonó mi teléfono, al contestar, era Laura, amiga de mi hermana, quién preguntó por ella diciéndome que estaba a una cuadra de la casa, y como en ese momento estaba solo, le dije que no estaba ella, pero que si gustaba esperarla con mucho gusto bajaba a abrirle, pues vivíamos en un segundo nivel. Ella contestó que sí y bajé a abrirle la puerta.

Le dije que si había hablado con mi hermana que seguramente no iba tardar en llegar. La hice pasar nos sentamos en la sala, le ofrecí un vaso de agua o un café y por el frío, prefirió café así que lo preparé. Al darse cuenta del programa que estaba viendo, me dijo que las chicas bailaban bien y que eran bonitas, a lo que yo respondí “Si, son bonitas, porque son extranjeras”, yo me reí y ella también y me dijo “¿Y porque ese desprecio hacia lo nacional?”, yo contesté que las malas experiencias lo marcan a uno de por vida, que yo nunca olvidaba sino me dejaba de importar. Así seguimos platicando y yo siempre insistiendo en que las culpables de las relaciones fallidas son las mujeres, yo sé que no es así, generalmente, pero ese tipo de plática en otras ocasiones me ha funcionado cuando he intentado hurgar bajo la ropa interior de alguna chica.

En esa platica estábamos cuando mi hermana llamó y dijo que se iba tardar mucho mas por un inconveniente que había tenido en el trabajo, Laura dijo que no había problema, que la esperaba. En ese momento no pasó por mi cabeza siquiera pensar que podía pasar algo entre Laura y yo, quien de cara y trasero no es muy agraciada, pero tiene unos senos como melones que sobresalían del resto de su figura femenina. Seguimos platicando y al dar las siete y centavos, le dije que si se quedaría más tiempo para tomarla en cuenta para la cena, la cual iba empezar a preparar, ella contestó que sí, que hasta que mi hermana llegara y me dijo, “¿Qué hacemos?” yo me le quedé viendo con una cara maliciosa esperando que la notara y le contesté “¿Pero, y si nos cachan?” ella se rió y me dijo con tono de cómplice “¡No, Yo digo para cenar!” y le contesté “Ahhhh, dije yo, que aventada me saliste jajá” ella se rió agachando la cabeza y viéndome girando la cabeza de un lado a otro, como negando mi actitud, pero siempre con esa sonrisa picaresca.

Como buen chapín, tenía los elementos necesarios para una clásica cena, así que fui a la refrigeradora, saqué huevos, frijol, plátanos, crema y empezamos a preparar todo. Mientras cocinábamos me preguntó a que me refería con las “malas experiencias” que había mencionado y con un tono un poco más serio le comenté lo que había pasado, mi ex novia me había engañado con su ex novio y que como cosa rara, me había enterado por las redes sociales, situación que me había afectado bastante emocionalmente porque cuando tengo una relación, la tengo en serio y pongo bastante de mi parte para que funcione, siempre y cuando exista un sentimiento fuerte. Me abrí bastante emocionalmente mientras le contaba todo y ella bastante atenta escuchando cada palabra que yo decía, al punto de preguntarme sobre detalles que yo trataba de obviar dado el tipo de situación. Una vez terminamos de preparar todo, llamamos a mi hermana para saber que tanto mas se tardaría y dijo que aún estaba verde con ese inconveniente y que la esperáramos un poco más. Tomando en cuenta que acabábamos de preparar todo, decidimos cenar dada la incertidumbre del tiempo de llegada de mi hermana.

Durante la cena ya me sentía más en confianza con ella, pero no quería contar más de esas experiencias que aunque estaban superadas, el recordar siempre tiene efectos secundarios así que le empecé a preguntar sobre su vida sentimental y respondió a la confianza que le empecé a tomar y también me empezó a contar cosas que según ella era información que no comentaba regularmente con nadie. Luego de terminar de cenar y de que me contara los pormenores de sus fallidas relaciones anteriores, le sugerí que viéramos una película, ella dijo que estaba bien y conociéndola un poco más, escogí una de drama llamada “A Little bit of heaven” y tomando en cuenta que ese tipo de películas no son de mis preferidas, pero esa particularmente me había gustado.

Caminamos a la sala, puse la película y nos sentamos a verla. Luego de varios minutos viendo la película y en la parte específica donde los protagonistas caminan en la noche y él le pregunta “¿De qué tienes miedo?” y ella responde “Tengo miedo de que la noche se vaya y no me beses…” luego de ese preciso momento, volteé a verla, ella estaba atenta a lo que pasaba y despacio y lentamente puse mi mano sobre la suya, ella al sentir mi mano solo me volteó a ver y respondió extendiendo la suya para que mis dedos se entrelazaran con los suyos, luego de su reacción me relajé un poco mas y empecé a acariciarle suavemente sus dedos, con los míos, ella respondió la caricia, y volteando lentamente, dirigí mi otra mano hacia su mejilla, me acerqué a ella y le di un tierno beso que duró como tres segundos. Al abrir los ojos luego de ese beso, le vi la cara tenía una sonrisa bastante tierna, así que le di otro un poco más largo al mismo tiempo que hacía un poco de presión en su mano con la mía. Ella respondió tomándome de la parte posterior de la cabeza halándome hacia ella, dándonos un beso mucho más intenso. Luego de varios besos con mucha más pasión, le empecé a acariciar la mano, y poco a poco me pasé de la mano a la pierna y lentamente hacia arriba, ella respondió poniendo su mano sobre la mía como guiando su recorrido y yo esperando que no lo detuviera.  Cuando los besos eran apasionados y mi mano estaba llegando a su entrepierna, ella me tomó la mano que casi llegaba a la gloria y yo creyendo que ahí quedaba todo, se levantó halándome de la mano y me preguntó “¿Cuál es tu cuarto?” yo con una sonrisa de victoria le señalé cual y caminó hacia él llevándome de la mano.

Entramos, divisó la cama, cerró la puerta, me hizo un gesto como dándome a entender que me dirigiera a la cama, se quitó la chumpa y apagó la luz. La poca luz que entraba era la de la calle, pero únicamente me dejaba ver su silueta. Se dirigió hacia mí, me empezó a besar y yo le di la libertad a mis manos para que hurgaran donde más les pareciera, la tomaba por las piernas, trasero, caderas, espalda, brazos y nuevamente cadera, como yo estaba sentado y ella agachada hacia mí, me daba libertad de tocarle las piernas y cadera a mis anchas, aunque sus senos, lo que más me gustaba, aún estaba por descubrirlos. Me quitó la playera, y yo hice lo mismo con su blusa, una vez sin blusa, se sentó en mis piernas mientras me besaba y eso me dio oportunidad de tocarle la espalda y trasero, que ya para esas alturas era bastante excitante, en esa posición me quedaba perfectamente quitarle el sostén para dejar libre a las dos amigas bastante atractivas con las que fue dotada. Una vez que lo hice, con una mano le empecé a acariciar los senos, caricia que aumentó mi excitación pues los tenía grandes y en su lugar. Ella sin dejar de besarme, me empezó a desabrochar el pantalón y una vez que lo consiguió, se paró, y me lo bajó con todo y bóxer, sintiendo en su cadera mi miembro bastante emocionado. Ella me acostó en la cama y besándome desde los labios hasta el cuello, el pecho y cerca del ombligo pensé que me iba hacer un riquísimo oral, pero en lugar de eso, siguió jugando con sus labios en todo el área circundante de mi pene sin llegar a tocarlo, solo roces que casi me hacían pedirle que se lo introdujera, pero decidí no decir nada.

Ella siguió con las caricias con sus labios, pero empezó a subir poco a poco hasta llegar a mis labios nuevamente, en esa posición, le desabroché el pantalón y con una mezcla de maromas entre manos y pies, se lo bajé hasta los tobillos, ella hizo su parte y se lo terminó de quitar. Tenía una tanguita que hasta hoy sigo asegurando era blanca, porque contrastaba bastante pero dada la poca luz no estoy completamente seguro. Ella se balanceaba sobre mí, rozando mi miembro con su entrepierna aún con la tanga puesta, siguió así por varios minutos hasta que al sentir la humedad de su entre pierna, hizo a un lado la tanga, se sentó sobre mi y lentamente se balanceaba buscando que la penetrara, y cuando lo consiguió esa sensación de calidez de su cavidad femenina era tan deliciosa y exquisita, y más porque al penetrarla se le escapó un “Mmmmmmm” un tanto extenso que aumentó mi excitación.

Ella se balanceaba de adelante hacia atrás, haciéndose escuchar ese sonido característico de la humedad de su entrepierna con la mía, escuchaba muy bien sus gemidos, pero no podía ver sus gestos, únicamente una silueta femenina con unos senos grandes que se movían al compás del vaivén de sus movimientos casi sincronizados son sus gemidos. Ella se apoyaba en mi pecho y yo le acariciaba esos hermosos senos con las manos y cada vez que lo hacía ella se movía más rápido y en cada penetración un gemido excitante. Así estuvo por varios minutos, luego simplemente giró ciento ochenta grados sobre ella misma y apoyándose en mis piernas se balanceaba de adelante hacia atrás, haciendo cada penetración más intensa, yo deseaba tener luz para poder apreciar el trasero que tenía, que aunque normalmente no era su atractivo, en esa posición seguramente hubiera sido excitante ver sus redondeces de arriba hacia abajo y de adelante hacia atrás mientras mi miembro se introduce una, otra y otra vez en su cavidad femenina. Yo sentía como por momentos se levantaba como en la posición de la vela y se seguía moviendo de arriba hacia abajo, lo cual me dejaba a merced esas caderas que en esa posición se marcaban muy bien con su redondo trasero así que la tomé fuerte por la cadera y subía y bajaba su cuerpo para que con cada penetración chocase con el mío, esa posición era exquisita, yo podía acariciar sus caderas, glúteos y piernas mientras ella seguía moviéndose de adelante hacia atrás dejando escuchar ese riquísimo sonido de humedad con cada penetración.

Luego de varios minutos en esa posición quise tomar el control y la tomé por la cadera, la hale hacia mi derecha y ella entendió que yo quería que se acostara en la cama, le tomé cada pierna con cada mano y buscando con mi pene su cueva de pecados, me balanceé sobre ella hasta encontrarla en la oscuridad, una vez que lo conseguí, comencé a penetrarla una, otra, otra, otra y otra vez, me recostaba sobre ella, con sus piernas en mis hombros y la seguía penetrando cada vez más fuerte y cada vez más profundo, pues esa posición lo permite, yo le tocaba esos enormes senos y a ella la excitaba eso mucho mas, cuando lo noté, se los acariciaba con la lengua mientras la penetraba y eso hacía que sus gemidos fueran más fuertes, así que la seguí penetrando al ritmo de mis gemidos, era una exquisitez casi orquestal, escuchar mis gemidos, los suyos, como mis muslos chocaban con sus glúteos y ese exquisito sonido de humedad de su cuerpo y el mío, era riquísimo imaginar que en esa oscuridad, esos sonidos de placer que a ella se le escapaban, yo los estaba provocando, era excitante imaginar la cara que ponía con cada gemido producto de cada penetración.

Luego decidí ponerla en mi posición favorita, de perrito. Me alejé tomándola de la cadera y halándola hacia mi izquierda, ella entendió el lenguaje corporal, se volteó y chocó sus ricas nalgas con mi entre pierna, yo la tomé por la cintura y balanceándome de arriba hacia abajo, dejé que mi pene se introdujera lentamente en su vagina y ella al sentirlo, dejó salir un gemido más extenso y más grave, una vez penetrada, empecé ese movimiento de adelante hacia atrás apoyándome en sus caderas, esta vez el sonido del choque de los cuerpos se escuchaba mas fuerte ya que todos los glúteos chocaban con mis muslos, ella se retorcía de placer, se apoyaba en sus codos, en sus manos, luego se dejaba caer en la cama, siempre con ese trasero ofreciéndomelo en bandeja de plata, el cual halaba hacia mí, haciendo que cada penetración se escuchara más fuerte, y mas, y mas y en una mezcla de sus gemidos con los míos, la tomaba cada vez más fuerte de la cadera, la halaba hacia mí, las embestidas eran cada vez mas rápidas ella al sentir que la intensidad aumentaba me dijo “termíname adentro” eso aumentó mucho mas mi excitación y en una embestida fuerte, dejé que esa exquisita sensación se apoderara de mi y expulsé toda mi masculinidad en ella, ella se retorcía de placer y se movía, se contorneaba y presionaba su trasero contra mí, como intentando exprimirme hasta la última gota y me dijo “Yo también me vine, que riiiiicoooo…”

Estuvimos todavía acostados varios minutos, hasta que ella de repente saltó diciendo “¡Tu hermana!” a mí en ese momento no me preocupó eso, estaba lo bastante relajado como para tomar con calma incluso una guerra nuclear. Me vestí con más tranquilidad que ella y regresamos a la sala, la película estaba en el menú principal pues ya había terminado. Le pregunté si quería terminar de verla y me dijo que si, la regresé hasta donde nos habíamos quedado, cuando sonó el teléfono de Laura, ella contestó y luego de unos segundos dijo “¿Y porque ya no vas a venir”?, al escuchar esto, ella me volteó a ver y a mí se me iluminó la cara con otra gran sonrisa picaresca, como la primera vez, pero esta vez esa risa parecía preguntar “¿Entonces qué hacemos?”.

  



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